lunes, 25 de octubre de 2010

Qué hacer con un perro nuevo y un perro viejo (2ªparte)

Nos quedamos 10 minutos en silencio, mientras esperámos al otro. Mi perro nuevo, inmóvil, con la cabeza gacha, las manos en la espalda, y las piernas separadas 20 centímetros aprox. Yo lo miraba a corta distancia, apoyada en el barandal del nivel del metro, desde donde podía ver también el andén por donde debería llegar el perro viejo. vigilaba a ambos, al perro dócil y tranquilo, y la silueta que prontamente aparecería, seguramente presurosa a mi encuentro. Cuando se detuvo el quinto tren, puede verlo sin dudar de que era él, el perro viejo; su cabello claro , su altura y corpulencia inconfundible, y por supuesto, por su paso presuroso. Calculé cúanto se demoraría en subir la escalera, así que en el momento exacto en el que él nos divisó, me acerqué a mi perro dócil y quieto, tomé de su pelo, y tirándole con fuerza hacía atrás - al mismo tiempo en que arremetía duramente mi rodilla en su entrepierna- le dí un gran beso , invadíendole profusamente la boca por unos segundos, y a continuación le dije con voy dulce: Bien perrito, sacaste una buena ventaja. De reojo, pude ver, mientras hice todo eso, que el perro viejo desaceleró el paso, temblando , agitado, e incluso pude ver que hizo un ademán de irse.
Sólo lo miré duramente- "llegas tarde" y me dispuse a caminar, con ambos siguiendome a buena distancia.

El perro nuevo, me abrió la puerta del copiloto, con mucha parsimonia
Suba mi Señora.
No perro, gracias.. me iré atrás con este pobre infeliz.

salimos del estacionamiento, y en cuanto abordamos la avenida, tomé el pelo del perro viejo y comencé a abofetearle, mientras él sollozaba "no por favor Señora, perdón, perdón!"
"calla y bájate esos pantalones.
El obedeció, rendido, sin reclamar más,sabiendo colocarse sobre mis piernas sin necesidad de que se lo ordene. Puso sobre la nuca sus manos.
Retiré el cinturón del pantalón de un sólo tirón, y comencé a azotarle duramente, mientras le repetía , una y otra vez: No debes llegar tarde, perro!
El perro conductor, jaja, podía escuchar los gemidos del perrito, y cuando se atrevía a mirar por el espejo retrovisor, la vista de mis ojos reflejados en él, le advertían de inmediato que no podía fisgonear.
¿Tú sólo conduce.. y más te vale que lo hagas bien, sino estarás tú en su lugar!

2 comentarios:

  1. ufff.. me dan escalofrios de solamente leerlo..el peor es , que see que eres capaz de hacerlo..y de mucho mas ..anticipas con que escribes mi tortura

    k

    ResponderEliminar
  2. wow... realmente uno se siente ahí. Queda a criterio de cada uno si conduciendo o siendo castigado...
    Esperamos con ansias la continuación, Señora!

    ResponderEliminar